El establecimiento del Juicio por Jurados importa un cambio trascendental, un quiebre cultural de una sociedad acostumbrada a resolver los conflictos penales de una manera determinada.

Es imprescindible comenzar con una mirada puesta sobre el destinatario del servicio de justicia para comprender la dimensión real de esta nueva forma de proceso penal.

En este sentido, hay que contemplar que nuestra formación cultural depositaba en la figura del juez todo el poder punitivo y procesal, típico de los sistemas inquisitivos y mixtos. Existía un imaginario social que frente a cualquier problema de índole penal, se representaba al Juez como el órgano encargado solucionar el conflicto.

Con el tiempo se fueron abriendo paso los sistemas acusatorios adversariales modernos, más respetuosos de las garantías judiciales, en los que el fiscal tiene un rol protagónico.

Sin embargo, creemos que aún no se encuentra arraigado ese conocimiento social de las nuevas funciones del fiscal y del juez. A diario nos encontramos con personas que no tienen bien en claro los roles de cada uno, particularmente el del juez.

Es en este estado, que irrumpe el juicio por jurados, que implica obviamente la necesidad de integrar a la sociedad en un rol efectivo dentro del proceso. Exige que cada ciudadano conozca, comprenda y asuma con naturalidad la función de decidir los casos y conflictos (por ahora solo los más graves de la limitada competencia), porque esa conciencia es la que define el "compromiso" que se tendrá al momento de ser convocado.

Las distinas provincias que han implementado el sistema de jurados populares muestran la dificultad que implica una sociedad que carece de la formación cívico-cultural, en el sentido de crecer incorporando de manera natural el desenvolvimiento de sus instituciones.

Desde este punto de vista, creemos que la Asociación Argentina de Fiscales a través de sus docentes pueder ser un vehículo importante de la transformación cultural que propone la ley con este nuevo paradigma. El Juez ahora será cada ciudadano potencialmente.

Desde otro lado, y ya con la mirada puesta en la formación de los operadores de justicia, la nueva ley importa también un cambio tanto en cuanto a las formas de comunicación con la población en general (llamada ahora en algunos casos a ser los jueces de los hechos) como la imperiosa necesidad de adquirir nuevas herramientas.

Si bien es cierto que existen diversas capacitaciones sobre la materia en nuestro país, y que se vienen dictando desde el año 2014, observamos que en muchos casos sus diseños tienen una mirada general; o bien tienen como destinatarios exclusivamente a los jueces, en otros a la defensa. También notamos que en gran medida son llevadas adelante por profesionales de sólida formación teórica, pero nula experiencia práctica, y que son formados en la observación del modelo norteamericano, pero desconociendo la realidad de nuestro país.

En este sentido la Asociación Argentina de Fiscales seleccionó un cuerpo docente, con profesionales que conjugan lo mejor y más selecto de los formadores en juicios por jurados; con una sólida formación académica, con prácticas y pasantías en Fiscalías de los Estados Unidos, no ya como espectadores, sino trabajando desde el interior de las estructuras fiscales, bagaje imposible de replicar cuando no se ha ejercido en la función.

Creemos además que es imprescindible contar con docentes que hayan intervenido efectivamente como fiscales en juicios por jurados. La experiencia real es fundamental. Solo quienes han transitado por esa experiencia conocen la multiplicidad de situaciones que se producen en cada instancia del nuevo procedimiento.

El actor principal en un sistema acusatorio adversarial que tramitará bajo las reglas del juicio por jurados es el fiscal.

Los procesos de este tipo no comienzan con el juicio o la audiencia preliminar, o la litigación, sino con el primer llamado que se recibe con la noticia del hecho criminal. Desde esos primeros instantes, el fiscal ya debe tener en consideración que el hecho, eventualmente impulsado a juicio, será resuelto por jurados, y esa circunstancia deberá ser tenida en cuenta en todas las decisiones que se tomen en adelante.

Es por ello que la experiencia de fiscales que ya hayan intervenido en juicios por jurados se presenta como invaluable. Cuando un hecho se presenta como susceptible de ser tramitado por esa vía, el fiscal debe producir, seleccionar, preservar y presentar las evidencias contemplando que serán recibidas eventualmente por un jurado popular.

Se hace necesario desde el comienzo de la investigación tener una idea precisa de cada víctima y testigo, y evaluar su capacidad para transmitir y comunicar frente a un jurado.

En la capacitación, además de contar con fiscales que ya hayan realizado juicios por jurados, hemos incorporado un bloque a cargo de un Juez que aportará su mirada.

El curso finalmente, se completa con la intervención de un Juez del Tribunal Superior de San Francisco y ex-fiscal, y de un abogado con desempeño en múltiples juicios por jurado en casos que la fiscalía solicitó la pena de muerte. Ellos responderán las inquietudes que surjan a los asistentes, y brindarán algunos consejos que consideran esenciales.

La capacitación concluye con la invitación a presenciar juicios por jurados en Provincias vecinas, acompañados por el fiscal del caso con quien tendrán la oportunidad de conocer su estrategia y mantener un coloquio final de intercambio.