
Asociación Argentina de Fiscales (AAF)
ANTI-CORRUPTION,
COMPLEX INVESTIGATIONS, and CYBER INVESTIGATIONS
Director: Andrea Andoniades

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Miguel Angel Kessler expuso en la Conferencia Anual de la Asociación Internacional de Fiscales (IAP) en Singapur
El Dr. Miguel Angel Kessler, co-director del Área de Delitos Informáticos de esta Asociación, y Fiscal titular de la Fiscalía Especializada en Ciberfraude del Ministerio Público Fiscal de la Ciudad, Miguel Ángel Kessler, participó como ponente en la 30° Conferencia Anual y Asamblea General de la Asociación Internacional de Fiscales (IAP) realizada en Singapur entre los días 7 al 10 de septiembre de 2025.
En su presentación, abordó el conjunto de desafíos generados por la expansión del fenómeno del fraude mediante el uso de la tecnología, y la manera en que esto impacta en la investigación criminal y en la labor de los fiscales.
Con respecto a este punto, y frente al cambio de paradigma que impone el avance tecnológico, hizo foco en el rol del fiscal, que debe reconvertirse, capacitarse y especializarse permanentemente, para adaptarse al fenómeno criminal que se moderniza, perfecciona y muta.

Asimismo, destacó la respuesta institucional del MPF CABA, a cargo del Fiscal General y actual Presidente de la IAP Juan Butista Mahiques, frente a la expansión del fenómeno del fraude mediante el uso de la tecnología, con la creación de la Fiscalía Especializada en Ciberfraude (FISEC) en junio de 2024. En paralelo, subrayó la importancia del impulso a la labor investigativa con la firma de numerosos convenios colaborativos entre el sector público y privado, a los fines de facilitar el acceso a la información, así como la adquisición de una billetera fría para incautar dinero crypto.
“Hoy las ganancias ilícitas que produce el ciberfraude supera a los montos producidos por los delitos de robos y hurtos callejeros, ya que para el delincuente no hay riesgos” señaló Kessler, y agregó: “es imprescindible desarrollar una adecuada gestión del flujo de casos, abandonando la investigación del caso por caso por otra que priorice, a través del uso de matrices, la parametrización, identificación y vinculaciones entre casos similares, con aplicación de estrategias investigativas y procesales que conformen una persecución penal inteligente”.
Finalmente, remarcó la importancia de la colaboración internacional entre todos los fiscales del mundo, no solo en el desarrollo de las investigaciones sino también en la obtención de las evidencias, atravesando las fronteras, porque el ciberfraude que se ejecuta en un país puede perjudicar o tener efectos al otro lado del mundo. “Los fiscales no solo somos agentes del cambio sino hacedores de la política criminal de un país”, puntualizó Kessler.
ARTÍCULO -Andrea Andoniades-
EL USO DE TELEFONOS CELULARES EN LAS UNIDADES CARCELARIAS: LOS CALL CENTERS TUMBEROS
"...Buenos días, escribo para denunciar un hecho del que fui víctima. El día de ayer, en horas de la tarde, recibí un llamado a mi teléfono celular de un número privado. Al atender, un hombre me dijo que llamaba de una empresa de telefonía celular –precisamente, la que yo tengo-, y me dijo que me iban a dejar sin línea por 15 días, porque registraban que mi línea estaba impaga. Le respondí que no era así, que tenía mi pago al día. Ante ello, me dijo que para solucionar el problema, me iba a enviar por whatsapp un link, al cual debía ingresar. Es así que al minuto, recibo un link, al cual ingreso, y automáticamente, dejé de tener el control de mi teléfono. Horas más tarde, empiezo a recibir llamadas y mensajes de mis familiares y amigos, preguntándome si estaba bien. Le respondo que sí, y me dicen que habían recibido mensajes míos diciendo que había tenido un accidente y que precisaba que me transfirieran dinero a una cuenta a nombre de una mujer. Varios de mis contactos transfirieron, siendo que entre todos enviaron la suma de $7.000.000. Es decir, me hackearon el teléfono y mis contactos perdieron sumas importantes de dinero, el cual precisamos recuperar, somos todos jubilados..."

Denuncias como estas se reciben todos los días, en gran cantidad. Y también otras, como extorsiones de supuestos policías, que piden altas sumas de dinero, a cambio de no hacer un allanamiento; o bien, que piden dinero, coimas, para un supuesto fiscal corrupto que está investigando. Y por supuesto, en un país donde nadie cree en las instituciones y donde la corrupción es moneda corriente, las personas caen en el engaño, y transfieren miles, millones de pesos.
De acuerdo a la experiencia en la investigación de este tipo de delitos, constitutivos de estafas, defraudaciones mediante manipulación de un sistema informático o extorsiones, todos estos hechos delictivos tienen un elemento en común: son cometidos desde Unidades Carcelarias. De diversas provincias, algunas más que otras.
La modalidad es siempre bastante similar: en el caso del llamado “hackeo de whatsapp”, se comienza siempre con una llamada o mensaje y mediante maniobras de ingeniería social, convencen a la víctima de abrir un link o pasarle a quien llama un código. De esta manera, se pierde el control de la aplicación de whatsapp, la cual queda en poder del delincuente, que tiene acceso a sus conversaciones y contactos. Entonces, comienza a escribirle a los diversos contactos con diversas excusas: compraventa de dólares; necesidad de transferencias para comprar un medicamento, etc. Muchos caen en el engaño y transfieren. Esa primera transferencia en general va a una cuenta “mula”, creada con el fin de desviar el rastreo. Por ejemplo, si el llamado se hace dentro de la Provincia de Buenos Aires, esa cuenta a la que se transfiere parecería corresponder a una persona con domicilio en Salta, Chaco, Formosa, etc. Pero apenas ingresa el dinero, automáticamente sale a otra u otras cuentas. Y si hacemos la ruta del dinero, vamos a encontrarnos diversos destinatarios, como ser: una persona detenida en Unidad Carcelaria, o su pareja, madre, padre, etc.
Y ante esto, surge la cuestión: ¿los detenidos están autorizados a tener teléfonos celulares en las Unidades Carcelarias?. Aquí la respuesta podrá ser diversa: en algunas jurisdicciones, no. En otras, como la provincia de Buenos Aires, sí. En algunas, no están autorizados, pero tienen igual.
Vamos a detenernos en los casos en que están autorizados. Así, en la provincia de Buenos Aires, en ocasión de la pandemia que padecimos en el año 2020, se autorizó a los detenidos a tener teléfonos celulares. A tal fin, se dictó un protocolo, el cual establece, entre otras cuestiones que “Se autoriza a la población en contexto de encierro del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) a mantener comunicaciones a través de teléfonos celulares y al uso de otros dispositivos tecnológicos…Este Protocolo tiene como objetivo esencial facilitarle a la población privada de la libertad: a) el contacto con sus familiares y afectos, b) su desarrollo educativo y cultural y c) el acceso a información relativa a su situación procesal…El dispositivo móvil quedará registrado a nombre de la persona que lo requirió, quien será también responsable de todas las comunicaciones realizadas desde ese teléfono celular….Se encuentra autorizado el ingreso de ordenadores portátiles (notebook/ netbook) y tabletas a las dependencias del SPB…Las comunicaciones a través de teléfonos celulares podrán tener lugar a cualquier hora del día…. Se encuentra prohibido el uso de redes sociales, con excepción de la aplicación WhatsApp…Si la persona detenida estuviera procesada o condenada por hechos cometidos a través de redes sociales o mediante el uso de dispositivos telefónicos, la autoridad penitenciaria podrá inhabilitarle la cámara al dispositivo móvil del que resulte responsable o establecer condiciones de uso específicas para el caso en concreto…”.
Si bien la situación de pandemia cesó, se habilitaron nuevamente las visitas familiares, además obviamente de las llamadas telefónicas a través de telefonía fija, se decidió que continuara la vigencia de protocolo. Es decir: todo detenido puede usar telefonía celular, whatsapp e internet todos los días y a toda hora. El resultado está a la vista: las unidades carcelarias se han convertido en un call center, una usina de estafas mediante el uso de la tecnología, sin ningún tipo de control.
Frente a esto, se podrá argumentar: el protocolo exige la registración del teléfono, y sólo el uso de un teléfono móvil. Y tampoco permite el uso de redes sociales sino únicamente whatsapp para los fines del protocolo, es decir, tener contacto con la familia, educarse o averiguar el estado de su causa. Ahora, la pregunta es: ¿cómo es posible controlar que cuando el detenido escribe por whatsapp, esté hablando con su mamá y no cometiendo una extorsión?. ¿Cómo es posible, si hay acceso irrestricto a internet, controlar que se usa con fines educativos y no para conectarse a Facebook, crear perfiles falsos y publicar fotos de una mujer desnuda, a la que luego le exige que le haga transferencias para no mostrar las fotos de ese perfil a sus familiares?. Este tipo de situaciones suceden todos los días, a toda hora. Desde ya que aún cuando se prohibiera el uso de telefonía celular, siempre existe la posibilidad de que ingresen teléfonos de manera ilegal, incluso con connivencia de personal penitenciario. Pero la realidad es que ni siquiera hace falta. Personas condenadas por delitos graves, como robo calificado, homicidio, homicidio calificado, se “entretienen” y se dedican a robar pero sin moverse de su celda, sino simplemente, con la facilidad de usar sus teléfonos, con autorización del Estado.
La pregunta es: ¿hasta cuándo?. Los invito a que reflexionemos sobre esta cuestión.
CAPACITANDO EN CIBERCRIMEN


Andrea Andoniades expuso en el II Congreso Argentino-Paraguayo organizado por la Asociación Argentina de Fiscales (AAF) sobre las últimas tendencias en delitos informáticos.
Desde delitos "caseros" y simples que se acrecentaron durante la pandemia hasta formas súper complejas con utilización de malware Brasilero y Ruso y cuyos autores se encontraban en diversos países.
Noticias
La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional confirmó los procesamientos de 14 miembros de una presunta asociación dedicada a realizar fraudes digitales a través de las redes sociales: ofrecían diversos productos a la venta por medio de cuentas falsas que luego nunca entregaron. De la investigación en curso se estima un total de 894 personas afectadas y una suma de ocho millones de pesos de defraudación. En ese marco los camaristas expresaron que los imputados formarían parte de “una asociación ilícita que se dedicada a la comisión de maniobras defraudatorias, con el empleo de medios informáticos y de diversas técnicas de engaño”. Una de las personas involucradas en la causa es el bailarín de la cantante Tini Stoessel.
Según informó el Ministerio Público Fiscal (MPF), los procesamientos se realizaron dentro de una causa que inició su investigación en abril de 2021 con la intervención de la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (UFECI), que para esa época comenzó a registrar distintos reportes de personas que denunciaban haber sido estafadas al adquirir muebles por medio de la cuenta de Instagram @OtokiDeco. En ese momento el organismo se puso en contacto con las víctimas y creó en la misma red social el perfil @otokideco_estafa, donde recibió nuevos reportes con un total de 71 casos..." (Noticia en Infobae)